Aprendí mucho, así que gracias.

Tengo claro, que no es cayéndose al agua como se ahoga uno, sino quedándose en ella.

Entre los años ochenta y noventa, cuando nací. Mi padre y toda mi familia sentían que desde mi nacimiento todo había cambiado. Mi madre había mejorado de su esquizofrenia, mi padre era más feliz, y mis hermanos me querían mucho. Crecí remolcada por los asuntos de los mayores, es decir, que donde iban ellos, iba yo y donde había problemas, yo los sentía.
Cuando cumplí mi primer año, algo extraño sucedía en mi casa, como si tíos y tías quisieran dominar y manipular la situación para que fuera perfecta. Por entonces, estaban nerviosos por un acontecimiento muy importante, claro, ahora entendía perfectamente que mi familia tenía que causar buena impresión, típico de la familia de mi madre, con su ansia de aparentar. O puede que fuese cosa de mi abuela.
Por esos días en el 1989, y yo con un año, recuerdo que, mis hermanos debían estar a punto de hacer su primera comunión, este era el GRAN acontecimiento, tanto entrar y salir, tanta gente, supe que les traían regalos a casa, y tenían un montón de cosas, toda clase de objetos, que ni sabia para qué servían. Pero veía la cara de alegría de mis hermanos, y entonces pensé que esas cosas les hacían felices, y yo, seguía sin entender, pues a mi, me hacia feliz ver mundo, que me cogieran en brazos para salir de esa cuna de barrotes que mordía, y ver la gente, sus emociones y sus caras. Por entonces, había una gran movida de tíos, primos y abuelos, para arriba y para abajo…ese acontecimiento me tenia encantada, todos tan contentos, todo tan genial, tantas caras, alegría…todo iba estupendamente.

Siempre me decían que al nacer yo, todo dolor y malestar había desaparecido, yo no lo entendía. Mi abuela, siempre me contaba que los nacidos en jueves santo eran especiales, que estaban tocados por una «gracia», decía. Nunca medité sus palabras, tampoco entendía muchas cosas de ella, ni sus ruegos con la radio y el casete del rosario. Vivía feliz, en este presente inmediato, sin entender que creencias tenían ni a quien le adoraban.
Esta era mi concepción de las cosas del alrededor, no entendía de tradiciones, era un ser puro, desconocedor de este mundo, un angel jugando a vivir.
Pero, el mismo día de la comunión, recuerdo algo muy impactante para una niña como yo. Sentada en un banco al lado del altar de la iglesia, (por cierto eran enormes para mi edad), recuerdo que mis pies, con unos zapatos blancos sobresalían unos centímetros la madera donde estaba sentada, no podia bajar, sentía que estaba muy alto. Estábamos escuchando el coro con su guitarra tocando y cantando a un lado, observaba a mis padres, a mis hermanos con otros más haciendo la comunión, y fue entonces, que vi algo que me traumatizó, quien estaba pendiente de mi, un tío, mi cuidador en ese momento, estaba super emocionado, llorando con un pañuelo en las manos, a mi otro lado…Eso me hizo pensar que realmente para todos los presentes de la iglesia esa ceremonia y esa actuación era algo muy, pero que muy importante, emotivo. Todos estaban atentos a lo que les decía un señor en el altar con un vestido hasta los pies, además de la música que sonaba, a mi me inquietaba y no paraba, porque se hacia largo y quería salir de allí.Yo no entendía nada, me parecía un montaje muy elaborado, esto era lo que mis hermanos habían de hacer a cambio de todos esos regalos, incomprensible, de verdad. Me aburría, quería salir de allí, solo la música y esa guitarra ,me calmaba, miraba a mi tío como le caían las lagrimas y con un pañuelo en la mano se secaba las lagrimas. yo, solo le sonreía para aliviar su emoción.
Todo ese montaje, a mi me molestaba, no lo veía bien, prefería una celebración con mis familiares más próximos en casa. Además, el señor del altar, no me parecía buena persona, algo extraño había en él que me ponía enfadada, tan pequeña y tanto sentimiento, había algo negro a su alrededor. Ahora entiendo perfectamente cuando veía a mi padre años después, salir de la iglesia, a tomar algo o a fumar, y no solía acudir mucho a estos sitios.
Puedo decir, que de todo lo mejor era el final, que se juntaron a hacer una fiesta comiendo, todos los amigos y mis hermanos juntos felices y yo en brazos de mi mamá.
Después de aquello, cuando tuve edad para ir al colegio, mis hermanos andaban rápido, mientras… yo corría para seguir su marcha. Recuerdo, que andar no me serbia con ellos y llorar tampoco, había de correr, y estaba empezando a aprender a hacerlo, me costaba un montón, lo pasaba realmente mal hasta llegar al colegio, donde una monja nos esperaba.
Una tarde, como otra cualquiera, ya con un par de años más, unos cuatro, mi padre y mi madre me llevaron a casa de mi abuela, decían que debía ver y conocer a mi otro hermano y que esto, ya lo recordaría. Cosa extraña para mi, pues a los que conocía, ya vivían con nosotros. Cuando lo reconocí, porque lo veía a ratos desde más pequeña, creí que estaba encarcelado cumpliendo condena como en las películas, o esclavizado, era muy extraño, me preguntaba, que era tan grave, para que no estuviera con nosotros y lo tuviera una señora (mi abuela) o acaso estaba protegiéndolo de nosotros, además tenia entendido que era gran amante de la iglesia, no entendía esta separación. Intenté investigar de bien pequeña, porque quería respuestas y soluciones. Todos a los que preguntaba me decían lo mismo, que mi madre estaba mal y que él de pequeño estaba enfermo, así que lo tenia que cuidar mi abuela. Nada más me contaban, pero solo era cuatro años mayor que yo, y a mi madre yo la veía bastante bien, bueno, siempre la veía igual, en sus cosas. Estas respuestas para mi no eran las que me esperaba, ni las que me tranquilizaban. Más tarde, o bien por las casualidades o bien por el entorno, entendí que no podíamos estar juntos, ya que acabábamos en peleas entre hermanos, peleas que no se olvidaban con el tiempo, no teníamos la misma educación, y realmente no lo veía como a un hermano, pues la abuela no nos trataba a todos igual, no éramos todos sus nietos iguales ante ella, y eso se notaba, y mucho.
Ahora racionalmente, podría pensar que tendría algún tipo de enfermedad como hemolítica, porque sino, no me lo explico, de hecho nadie me explica. En mi caso, yo era Rh negativo, por lo que no tube problemas, aunque teoría poco cierta. Pero sé lo especial que era para mi padre, pues me decía que yo curé a mi madre desde su interior. Y eso para mi, era mejor que cualquier objeto que me pusieran delante.
Mi abuela, no quiso nunca que nos juntáramos, eso le molestaba muchísimo y realmente no se porqué i nunca lo supe. Solo sabia que a mi hermano, apartado de la familia, querían que fuese sacerdote en un futuro y a mi padre, lo trataban como a un bicho raro. Mi padre y yo, teníamos una conexión especial y mental, que con solo una mirada nos leíamos la mente y sabíamos lo que los demás ocultaban, con cinco años no era raro venos de lejos y reír por solo cruzarnos las miradas al mismo tiempo. Por entonces le contaba todo y todo a mi padre, desde el sentimiento de miedo de un gato, hasta el sentimiento de rabia de un señor por la calle. Mi padre decía que eso solo se lo podia contar a él, pues me podría pasar como a mamá, que me medicasen, por sentir todo esto.
Mi padre para mi, tenia una gran inteligencia, solo que no la pudo desarollar, pero recuerdo todas sus historias, supongo que salían de su imaginación, pero eran preciosas. Unas historias realmente increíbles como el gigante que no sabia escribir, o Ximo y la vaca loca, el diluvio por Neon, o el planeta maldito… muchas historias que algún dia le trasmitiré a mis descendientes, si el universo me lo permite. Eran historias verdaderamente encantadoras, su imaginación para explicarme cualquier detalle del entorno era asombrosa.
Cada uno hacía su vida, mientras, esa lejanía entre hermanos se hacia un poco más distante, sobretodo en presencia de la abuela. Pero cuando no estaba a la sombra, a este hermano se le veía liberado en cierto modo, contento e incluso sonreía. Mis hermanos siempre, siempre y siempre lo buscaban y salían a jugar, pero controlados por la abuela y la familia de lejos, controlado por horarios y visitas cortas. EL era cuatro años mayor que yo, y recuerdo que jugábamos en la canasta del patio de la abuela, y me enseñaba las gallinas, y todo su mundo. Aquí no era extraño encontrarse con toda la familia, pues éramos una burrada, y primos más de nueve. También solía venir a casa y jugar en la habitación con nosotros, pero con tiempo limitado por la abuela.
Un día, haciéndome rabiar con unos cuatro años, le rompí las gafas y así, la abuela montó un gran alboroto por unas simples gafas, que dije que ya pagaría en su momento.
Y así fue, dieciséis años después, le pagué unas gafas nuevas a mi hermano porque él no podia económicamente, y así es y voy reconociendo mi propio karma, no el que me impusieron.
De todo esto saqué mis conclusiones, y tenia la sensación de que la familia estaba rota, por el silencio y el miedo de contar todo lo que pasó previo mi nacimiento, no éramos una familia normal, y mi abuela reteniendo un supuesto hermano en su casa, aun parecía estar más rota.
Pero no me detuve, nací con un objetivo, el de descubrir la verdad, curar esta casa, saber lo buenos o malos que fuimos para recibir semejante destino, y de despertar las mentes que pueden ser manipuladas a voluntad, por inocencia y buen corazón, manchados por envidias, codicia o simple egoísmo. Así, vi que estábamos muy condicionados por el exterior, a mi madre todos la controlaban para que no hablase, estaba mal decían, y descubrí la programación que me metían en la cabeza con el objetivo de cuidar de mi madre, cortándome las alas para volar y construir mi propio futuro. Tanto fue la programación, que actualmente soy consciente de ello y mi casa está pegada a la de mi madre, casa que he de vender, salir de este programa, para así, cortar con todo lo aprendido que debía ser. Siempre se entrometían los familiares de mi madre en todo, era un sinvivir para nosotros, pues había que hacer todo lo que nos pedían, yo con cinco años había de limpiar arrodillada delante de mi abuela, porque mi madre no podia y venia a obligarme a hacerlo, aunque le decía que me quería ir a jugar. Y así, muchísimas otras cosas. Solo cuando ésta diez años después enfermó lo suficiente, dejaron de entrometerse todos. Mi padre vivió más relajado pero triste por otros sucesos previos, yo me volví mala, adolescente y todos con pena de todo lo ocurrido hasta entonces, dejándonos perder en este mundo, absorber por lo malo, sin valorar la vida que nos quedaba tan maravillosa por delante.
Capitulo 2: EL INICIO DEL SILENCIO

Al revelar todo esto, puede que me vea en la situación de huir o de ser perseguida, pero el miedo pasará. Enfrentar todo esto es muy duro. Teniendo en cuenta siempre, que no debo sentirme para nada culpable, más bien victima y manipulada.
Aquí, en este pueblo solo puedo encontrar silencio, silencio y oscuridad, negatividad, y solo las campanas
pueden hacerme recordar lo que el pueblo me esconde.
Ni por acertar cosas se es bruja o se arde, ni por buscar perdón o ayuda a la iglesia se es santo. Aprendí que la iglesia también está corrompida como la política aquí en España, y todo está conectado, todo tiene su hilo conductor.
Puedo recordar a mis siete años , un párroco joven, con delirios de grandeza, mente psiquiatrica delirante y enferma, muy ostentoso, con deseos de poder en todos los sentidos y juguetón con sus catecúmenos. Hasta que un día, se le fue la mano con sus juegos.
Este párroco, tenia la idea de que había niños especiales con algo de magia en su interior, que no sabían ni ellos, como si los descendientes de dios estuvieran aquí en la tierra, algo muy surrealista para la época en la que estábamos (1993), y que creí que nadie lo creería, me dije que era pura imaginación de mi misma. Pero esto me asustó, cuando sobretodo coincidía con mi abuela en que el don no era bueno. Cuando llegaba mi cumpleaños mi abuela me decía siempre, que nacer un día de jueves santo, era como un don, que teníamos gracia….yo no lo creía, yo me veía igual que el resto, pero su devoción era profunda y al fin si lo llegué a creer.
Todos los niños necesitamos atención, sentirnos queridos, y eso los curas
lo saben, saben a que familia acercarse, para ganarse el afecto de los chavales,
aprovecharse de su inociencia y a ser posible convertirlos….en mi caso, no
fue diferente, me denigró destrozando mi conciencia, haciéndome perversiones publicas delante de quintos y estos participando, quintos de diferentes lugares, para clausurarme y que mi vergüenza fuese tan grande que no pudiese vivir con ella en libertad, pero no consiguió su propósito, tenia que sobrevivir y contarlo.

Si analizo ahora desde fuera, podia decirse que entonces, mi familia, no era precisamente estructurada, digamos qué, como mi madre no tenia voluntad de si
misma no se enteraba, tanta medicación para la esquizofrenia la tenia como ida, así que no contaba con su apoyo. Cuando empecé a entender todo lo que sucedía era demasiado tarde.
Papá por entonces, tenia mucha carga sobre sus hombros, y trabajaba como una hormiga para que no nos faltara de nada, pero era el único que conectó conmigo mentalmente como sabéis, parar ayudarme a llevarlo todo. De mis hermanos puedo decir que todos los de casa, éramos inocentes, bastante obedientes y soñadores, vivíamos en una nube, no entendíamos las mentiras, ni distinguíamos el bien del mal, fuimos simples víctimas. Hasta que la iglesia, con su PÁRROCO me hizo saber todo lo cruel que puede llegar a ser un ser humano con sus leyes en este mundo. Podréis imaginar que tampoco nos preocupaban las apariencias. Ni nos lo cuestionábamos. Éramos lo que se llama, realmente «FELICES».

Jugábamos a playmobils, a tirarnos cojines, hasta que nos pasábamos y yo, con cinco años, terminaba llorando. Pero hoy hecho de menos llorar por esos motivos. De echo, un día, jugando con los cojines, mi hermano mayor, ya con trece años, se estaba ensañando con el mediano doce, así que me metí y le defendí, acabe llorando, pero noté en el mayor algo que no había notado nunca en él, le dije que ese pensamiento y los sentimientos que tenia en la cabeza no eran buenos, él sabia perfectamente de que le hablé, pero me dijo que se lo había mandado él, y que tenia que hacerlo. Yo no sabia quién era «él» pero le dije que no era bueno, que era una mentira, que estaba muy confundido. Ese tema quedó así, y cortamos de golpe esa conversación, porque no quería que mis padres nos oyeran, y el mediano se fue corriendo asustado. La verdad, que para mis seis años, escuchaba todas las mentes, y me anticipaba, pero todo esto me asustaba, solo cuando no estaba mi padre, hablaba con mi hermano mayor, quien me enviaba y me sugería que hablase con la abuela, que él también hablaba con la abuela y el cura, y así se sentía mejor.
Mi hermano mayor ya estaba haciendo postcomunión y su actitud hacia nosotros estaba cambiando. Tenían un nuevo cura, y al parecer este le confesaba muy habitualmente. Yo en casa, con los dos gatos que teníamos, me sumía en un silencio para evadir todo lo que sucedía en este mundo que cada vez me gustaban menos sus reglas. Estos gatos al llamarlos, siempre nos respondían con un miau dulce. Me gustaba quedarme fijamente mirando a los ojos del gato, pero mi madre me cortaba porque decía que eso no era bueno. Para mi, otra tontería más, de mayores. A pesar de todo esto, yo le contaba a mi padre que el gato sabia muchísimo, que se veían cosas hermosas a través de él. Y mi padre convencido, sin sorprenderse me respondía que me lo guardara, que es algo que nadie entendería, que no lo contase y que algún día lo revelaría. También me contaba historias sobre seres violetas, un color que me atraía de pequeña, y mi padre me decía que éramos violetas, y me contaba cosas hermosas sobre un lugar con tres lunas, era precioso, suponía que era imaginación todo, pero era muy bonito, no le hacia mal a nadie contándome esas cosas. Toda mi infancia se la paso contándome historias suyas y también me llevaba a la biblioteca pública para que leyese. A papá, no le conté nada de lo que mi hermano mayor pensaba porque estaba muy asustada, no sabia como contarle lo que sentía, pero solo le decía que había muchas contradicciones, entre lo que uno cree y lo que nos dicen….el siempre me decía que escuchara a mi corazón, que evité todo lo que pueda la contaminación externa…algo que hoy si entiendo, pero que con cinco años no entendía, pues seguía siempre mis instintos y era parecido.
En esa época había mucha gente metiéndose en nuestra casa, asistenta social, la abuela, tíos y tías….vamos que no veian bien que fuésemos una familia, que mi madre nos tenia muy poco arreglados, visto desde hoy, y que necesitábamos ayuda, o los servicios sociales nos separarían.
Los tres hermanos que vivíamos juntos en casa con mis padres siempre nos tirábamos de los pelos, trece, doce y seis años, respectivamente, mi madre a parte de no estar bien, estaba ocupada realizando velas o fregonas y nadie nos paraba los pies. Llegue a dejar de comer una temporada por la falta de atención por parte de nuestra madre. caí enferma unas semanas, delirando en la cama y hablando, o eso me decía mi padre. Pero al fin me recuperé, y para no molestar a mis hermanos que se iban a jugar con sus compañeros con las bicis, me quedaba haciendo velas o mochos con mi madre. Las tardes se hacían largas, pero lo único que esperaba de la noche era la llegada de mi padre, pues venia un poco triste y le hacia reír con alguna de mis tonterías, como esconderme debajo de la mesa y darle una sorpresa, aunque al ver a mi madre, mi padre se enfurecía por alguna cosa que esta no hiciese o por algún motivo más grave.
Todo esto del trabajo en casa de mi madre duro muy poco, pues no limpiaba y al final retiraron todo aquello, y mi tía, la hermana de mi padre, venia y nos limpiaba la casa y nos aseaba. Recuerdo que me llegó a bañar, aunque yo no quería, menudas rabietas cogía. Pero sé que luego me sentía mejor y olía muy bien.
Mi padre, era el que se preocupaba realmente de nosotros cuando nos hacían daño otros niños o nos peleábamos, y su hermana, se preocupaba de que comiéramos y de estar limpios. Recuerdo que nos traía paquetes gigantes de madalenas y galletas, nuestra cara de agradecimiento y alegría era imposible de describir, sobraban las palabras, y lo que traía duraba minutos. Por el contrario, las hermanas de mi madre se preocupaban por como íbamos vestidos, la apariencia que dábamos a los demás y la actitud que teníamos que tener para con nuestra madre. No les agravaba mucho mi padre, ni a ellas, ni a mi abuela, que solo sabían decirnos que era un borracho. Yo nunca lo creí, porque sabia la situación que pasaba y el peso tan grande que llevaba sobre sus hombros. Actualmente, siguen con esa dinámica, de querer ser la familia perfecta ocultado lo traumático. Y ahora sé, que se acabó el controlar a cada miembro de mi familia, pues ya no quedan personas a las que controlar. Pues, en los sucesos siguientes ya no quisieron meterse más.
Por el año 1994, y yo con 6 años, sucedió en casa el desastre más grande que le podia ocurrir a una familia. Mi hermano, murió a los 12 años, en su cama, y en circunstancias extrañas, que en ese momento no podría relacionar. Y que actualmente me resulta muy doloroso, pero podría suponer quien estaba detrás de eso, teniendo en cuenta, que era la época de la poscomunión y tiempo para confirmarse, además, teníamos mucha relación con el nuevo cura y en un par de veces mis hermanos fueron a campamentos de verano que este organizaba.
El dia de su entierro, a principios de septiembre, le dije a mi padre como era posible que muriera si todavía era pequeño, me dijo que esas cosas también pasaban, y mamá decía que dios se lo llevo al cielo, pues le conteste que me parecía cruel, que este dios se llevara a los niños. Mi hermano mayor, no se donde estaba, así que salí fuera de la casa a ver si estaba fuera, a demás dentro de la casa estaba llena de gente llorando delante de el cuerpo físico de mi hermano, y todo eran caras largas.
Mi intución me decia que saliera y vi que fuera, también había gente y con ellos mi hermano mayor. Le pedí que jugara conmigo a rodar hasta marearnos, pero el estaba triste y no quiso. Así que me separé de todos en la calle, y yo solita, rode, rode, rode, rode, rode y rode sobre mi, jugando, hasta caerme al suelo bien mareada. Y entonces,
vi algo maravilloso, que puntitos de luz brillante se unian de una forma mágica y perfecta, formando la silueta de un ser acompañando a mi hermano de 12 años brillando, y que me llamaba:- «####,#### que estoy qui, que me tengo que ir, pero que tranquila, que todo lo verás y lo tendrás que contar»-. Me levante del suelo corriendo, mucho más tranquila y en paz, entre a casa, abrace a mi padre y le dije que, así como hablaba yo entonces:-«acabo de ver al tete fuera, no está ahí, que le visto irse, no hace falta que lo llores ahi, y mi padre me volvió a abrazar y me dijo que no se lo contara a nadie más lo que vi, pues me creía. Pero allí estaba el sacerdote en silencio, escuchando lo que yo le decía a mi padre.

Capítulo 2: UN VACIO INTENCIONADO A SU VOLUNTAD
Durante años, culpaba a Dios o lo que sea que decidiera estos destinos. Que se llevara niños inocentes tan jóvenes. Pero ahora, ya lo entiendo todo, y lo veo todo…cuando pasó un tiempo, todo esto lo guarde en mi memoria y no lo volví a sacar. Para asimilar todo el vacío, o que lo notáramos menos, un año, me llevaron a mi también a esos campamentos del cura, para distraerme, realmente me convenció mi abuela y creo que también la asistenta social de aquellos años, era un campamento para familias desestructuradas, en la que también participaban curas y catequistas, al parecer. Ilusionada y engañada, diciéndome que estaría con mis hermanos juntos y que conocería a más gente, que había más niñas de mi edad, fui con mis hermanos, entonces el mayor y el preferido de la abuela, pero al llegar me vi sola en una habitación con tres niñas más, que no conocía, de diferentes lugares, y más mayores que yo, unos trece y catorce años. Salí de esa habitación corriendo buscando a mis hermanos, y entonces fue cuando me crucé con el cura y me explico que mis hermanos estaban haciendo deporte fuera en los patios con monitores, que si quería quedarme con él, hasta que acabasen. Yo tan pequeña dije que mejor con él que era de mi pueblo y le conocía. Pero entonces me llevó a un despacho para darme una piruleta, pero después de ese día y cuando llegaba la noche pedía todos los días a mis hermanos llamar desde la cabina para hablar con mi padre, y como en casa de mi madre no había teléfono llamábamos a casa de mi abuela, quien no me pasaba con mi padre, hasta que después de tres días o más, no recuerdo el tiempo que sufrí estas torturas, y lo que lloré, y al final, mi padre apareció por la puerta del comedor de aquel lugar para llevarme a casa. Ahí le dije a mi padre todo, y que también me estaba haciendo pis en la cama todas las noches, que las chicas de la habitación se burlaban y que el cura no era bueno, ahí fue cuando me pasé todo el viaje llorando hasta llegar a casa. Desde Alcocebre, Castellón, muy lejos, y lo que más le extraño a mi padre fue, cuando le dije que vi al tío vestido de cura allí. Todo esto fue tan traumático que lo archivé, y no lo quise volver a sacar nunca, hasta que estuviese preparada, podría decirse que incluso lo olvidé durante años.

Estaba deseando conocer la catequista, la presentación del cura, los compañeros, el aula que nos esperaba…era todo emocionante, además estaba mucho más contenta sabiendo que mis primos también formarían el grupo. Sobre todo, teniendo en cuenta, que mi abuela y mi familia estaban como locos de amor con la iglesia, y previamente, me lo habían grabado en el inconsciente, creyendo que seria espectacularmente perfecto .Pero mi hermano mayor con 14 años, no quería que tomara la comunión, de hecho me decía que tuviese mucho cuidado, entonces no entendí sus palabras, púes era mayor que yo con 7 años de diferencia,y me decía que sufriría….yo pensé que eran bobadas, y más después de perder a un hermano.
Volví a las clases y empecé el catecismo. Fue entonces, cuando el cura se acercaba a mi, muy frecuentemente, y yo le hacia preguntas sobre su Dios, para resolver mis preguntas de catecismo y aclararme las historias de Adán y Eva y todos esos cuentos, en los que me hicieron creer a ciegas. Yo le preguntaba porque su dios se llevaba a los niños, y como él era representante del Creador, le pedí que hablaba con ese Creador y que me lo devolviera. Él a todo esto, dijo que necesitaban ángeles, para luchar contra el mal en la tierra, por ese motivo se lo llevó, esta fue su explicación. Ahí, empecé un poco a odiar a este tipo de dios que ellos adoraban. Pero para que yo estuviese bien, el cura me decía que si ___YO LE SERVIA,___ este dolor desapareceria, y perdonaría los pecados cometidos o de pensamiento, para no sufrir más y a ser posible devolvérmelo . Lo último es lo que más me alegró de todo lo que me dijo, pero sus condiciones ya me asustaban y decía que tenia que pasar unas pruebas, (me dijo que había superado la primera prueba de aceptar al creador como padre más que a mi papi de sangre). Me preguntaba que si yo quería a mi madre y a mi padre, yo le decia que si, pero me insistió que mi padre era el Creador, no el marido de mi madre, y que siempre tendría que quererlo más que a mi padre de sangre, que era un simple carpintero. Entonces, extrañada, le dije que estaba equivocado, que mi padre era cerrajero, y el mejor del pueblo… Estaba asustadísima, me estaba lavando el cerebro. Este señor tenia cara de psicópata, y quise que terminara pronto su charla para irme.
Me estaba empezando a lavar el cerebro para mal. En ocasiones, le preguntaba como había muerto Jesús y porqué, mi curiosidad de niña aumentaba como la intensidad de sus historias. Para explicarme que le ocurrió, este párroco me pintaba con un rotulador rojo círculos, arriba de las muñecas de mis manos, y ahí me esclarecía que no estaban en la palma de la mano porque se esgarraría la piel del propio peso), haciéndome ver imaginariamente como le clavaron los clavos, mi visión sobre aquello era horrible así que me fui asustadísima. Y me lio la cabeza como quiso, aterrada por todo, siempre quería huir cuando contaba cosas de ese tipo.
Todas las veces que mi catequista me decía que el cura requería mi presencia en su despacho, se me ponían los pelos de punta. Sino cumplía con todo, todo, todo y todo lo que me pedia, sufriria mi familia, o eso me hizo creer. Le pregunte si me pasaría como a mi hermano, el que murió, y asintió con la cabeza. Y luego me preguntaba otra vez asintiendo con la cabeza previamente, que si le queria a él…entonces pensaba, me callaba, él con una sonrisa y yo con temor, decíamos que si a la vez….Curioso, me introdujo una mezcla de sentimientos en mi cabeza que no entendía, pero como él era un adulto y el representante de dios aquí en la tierra, pues tenia que creerlo, y quererle, porque todos somos humanos.
Estas maneras de manipularme estaban haciendo efecto, para mi todo era verdad, estaba asustada pero este señor me aseguraba que no me pasaría nada mientras fuera buena, y hiciese todo lo que me pedía…Durante ese año de catecismo, mis hermanos en verano se iban una semana a un campamento del cura, por Alcocebre en Castellón, bastante lejos. Yo siempre quería ir con ellos, pero no podia porque era más pequeña y mi madre me decía que ellos ya habían tomado la comunión.
Hoy, ahora, entiendo un poco más lo que me dijo mi hermano muerto, y los avisos de mi hermano mayor de 14 años, al que el párroco también le hablaba, en sus clases de confirmación. Entendí que él también era un crédulo como yo. Y muchas noches mi hermano y yo, nos planteábamos que clase de señor era este párroco y teníamos miedo de contárnoslo todo. Así que, solo coincidíamos en que algo no hacia bien, y había que perdonarle.
Todo esto me hizo temer que Dios creador fuese él, y que fuera cruel y bueno a la vez, con poder para hacer su voluntad y asustarnos con la muerte.

Capítulo 3: CORAZÓN ROTO PARA CONVERTIR

Con la perdida de mi hermano de 12 años, este señor aprovechaba para acercarse más a mi. Pero bloqueé mi mente siempre que estaba con él, distraída……, hasta que este cura se encariño
de mi, entro en mi mente pensativa aislada de la realidad regalandome cosas, por hacerle favores sinsentido. Al final, yo también realmente sentia, que me apreciaba y que era importante, que se preocupaba por mi, aunque tenia formas extrañas de explicarnos catecismo, y nos lo hizo creer. Y ya no me agradaba mucho su atención.
Ahora comprendo que para él, esta situación era perfecta, una niña de 6 años perfecta y también era perfecta nuestra situación y la de mi hermano de 14 años que hacia postcomunión para la confirmación. Mi intuición era certera, pero no podia revelar nada, no me creerían, así que solo hablaba con mi padre, que era el único, como mi sangre que podia predecir y anticiparse a estas situaciones. Le dije que el párroco nos pedía cosas malas, pero que no tenia nada para probarlo así que me animaba siempre, a callar.
Teniendo en cuenta el desastre que era nuestra casa, éramos unos niños fácilmente manipulables. En casa, mi tia venia
«gracias» a los servicios sociales, a limpiar una temporada y viendo a mi madre, ya podias imaginártelo, si lo hubiésemos contado nos hubieran tratado de esquizofrénicos paranoides, y si alguno de nosotros hizo alguna barbaridad fue este señor quien nos obligaba a hacerlas. Por eso le dije a mi padre que no oíamos ninguna voz desconocida, que era la del párroco todo el tiempo, desde que fuimos al catecismo.
En las clases de catecismo, por los abusos de este señor, empecé a no querer ir a clases, a portarme mal, a contestar a la catequista. Hasta que un día se me presentaron todas, las 5 catequistas de todos los grupos con el párroco, diciéndome que si estaba endemoniada, me preguntaban de nuevo una y otra vez si sabia los mandamientos. Esta vez si que me asusté. pero yo hacia más tonterías porque no quería quedarme con ellas. Podría describir todos los nombres y personas pero no me corresponde. Me intentaban cambiar los pensamientos, pues entonces yo pensaba que estaban mintiendo y que su dios no era bueno, porque mi hermano había muerto. Al final les daba la razón y ya me iba a casa con mi madre esperándome en la puerta.

Capitulo 4: EL MAL POR EL SER HUMANO
Muchas veces, saliamos de la clase, para visitar la iglesia, e incluso la
casa donde vivia el cura. Empezo a hacer cosas extrañas como darme chucherias
apartados de mi grupo….con el pretexto de confesarme, y más….cosas que no
entendia, pero le preguntaba a mi catequista porque los curas no tenian hijos,
pareja, si podia ser el representante de Dios, deberia poder hacer lo que
quisiera y vivir feliz. Y otras veces mis preguntas no tenian respuesta, como
mis preguntas sobre Dios….¿como puede ser bueno y cruel a la vez??…ella
decia que Dios era bueno, pero dentro de mi sabia que el representante de Dios
a qui en la tierra no era bueno cien por cien.
Entonces, era cuando la catequista me hacia ir a confesarme con el cura por cuestionarme semejantes preguntas, el cura para describirme más sobre la vida de Jesús me presentó a María magdalena y me hacia lamer su «piruleta solo para mi», o me ponía videos extraños, para hacer igual. El cura muchas veces, le decía a mi madre que no era necesario que subiera andando y que esperara a que saliese de catecismo, que él mismo me llevaría a casa al terminar, con su coche. Yo era pequeña, distraída y no escuchaba, prefería estar en mi realidad, que en la realidad que vivía, así que cuando terminaba la clase, alguna vez, venia el cura, no mi madre, yo me extrañaba y tenia miedo, pero como mi madre lo admiraba tanto, le hacia caso.
Una tarde de invierno, al terminar el catecismo, a las siete ya era de noche. De camino con el coche, paró en su casa, y me hizo pasar, me preguntaba si lloraba alguna vez, yo le decía que no lo entendía, que casi nunca lloraba, era raro verme llorar. Entonces el cogió un instrumento y me dijo que me sentara, una silla extraña, me cogió una pierna y él empezó a apretar con otro instrumento, y me dijo que cuando doliese que gritara, para comprobar cuando me salían las lagrimas… al principio el dolor no me molestaba, hasta que al final di un grito y me puse a llorar…él me bajó de ese aparato y me dejó en el suelo, pero me caí, pues mi rodilla me fallaba, intenté correr hacia la salida, pero algo me había hecho, ya no dolía pero me fallaba,me la estropeó. Me dijo que no corriera, que ya no me haría nada más, que eso solo era para que supiera que era el dolor, que llorar no era malo. Me preguntó si me sentía mejor para volver a casa, así que le dije que si para que nos fuéramos rápido. Al llegar a casa, iba coja, pero el cura le dijo a mi madre que me había caído, yo callé, pues mi madre solo creía a este señor, no a mi. A demás físicamente solo tenia la rodilla roja, pero yo sabia que por dentro no estaba bien. Esperé la llegada de mi padre del trabajo para contarle la verdad, y cuando se lo conté me dijo que esperara hasta mañana a ver si se rebajaba el hinchazón. Papá en ese momento estaba dudando de lo que decía, no se lo acababa de creer, pues la versión que le daba mi madre era más sólida.

Ahí empecé a odiar a todas las catequistas y toda la iglesia porque no resolvían mi dolor ni me ayudaban, al contrario, solo querían que supiera los mandamientos, que me los grabara en la cabeza….`pero yo la tenia en blanco, no quería saber más, estaba traumatizada. Así que me tuvieron en una habitación 5 catequistas y el párroco para demostrarles que el demonio estaba en mi, porque no prestaba atención y no quería saber nada de sus historias, incluso me reía de sus tonterías. Me presento este señor a sus feligresas y los siguientes días, mi sufrimiento aumentó.
Las perversiones y vejaciones empezaron a aumentar de intensidad por el párroco. yo me enfrentaba diciéndole que no era necesario ir a una iglesia para creer y adorar a dios.
Las clases cambiaron de lugar, y entonces se realizaban en el convento donde las habitaciones tenían rejas que parecían prisiones, escaleras antiguas y todo de madera y viejo, era tétrico la verdad. Un día ya aterrada por este señor lo oí subir las escaleras del convento a punto de entrar a la habitación, le dije a la catequista que esta vez no iría con él, salió la catequista de la habitación para hablar con él y discutieron, yo no sabia que hacer, así que salí y parece que la catequista se calló por las escaleras, entré en sock, no sé quién empujó a quién, pero yo me sentí culpable. Así que, tiempo después, quise ir a verla, le conté todo a la catequista, pero no hizo nada, al contrario, dijo que tenia mucha imaginación y que lo olvidará, que no me sintiera culpable de nada.

Capitulo 5: UNA RUEDA IMPARABLE

Por el verano, el cura me dijo que preguntara a mis padres si podia ir a Castellón, a un campamento de niños, que lo pasaría bien, que estaría con mis hermanos también. Todos me decían que eran divertidos, así que le pregunte a mi madre, ella dijo que si, pero mi padre lo prohibió pues le dijo que si me dejaba ir a Castellón no me volverían a ver jamás. Creo que ahí quedó claro que Catellón, alcocebre y Benicarló tenían relación extraña con la iglesia. Mi hermano el mayor, se comportaba de una forma extraña, pues decía que «él» le pedía que robara o hiciera cosas que no le gustaban. Así que ahora, entiendo su posición y todo, no estábamos locos. Le preguntaba quien era él, pero mi hermano no me lo decía, nunca se atrevió a decírmelo.
Actualmente, comprendo a la perfección toda esta trama con la que nuestros cerebros fueron manipulados por un párroco con mentalidad delirante, produciendo feligreses con las vidas rotas, sentimientos de irá, psicosis, ansiedad, temor y pena, que no desaparecerán jamás.
El juego persiguió a mi familia y este cura lo sabía, dejando que nuestras mentes fueran las culpables de los sucesos. Unos años de muertes inexplicables y un párroco con la verdad en el confesionario. Llamándonos así, hijos del mal y haciendo las acciones en su nombre. Al final un año, solo uno, llegué a ir al campamento con mis dos hermanos, el mayor y el mediano que vivía con mi abuela. Esa semana fue la peor del mundo, pues yo era la más pequeña de todos, y del temor que me causaba este cura me hacia pis en la cama, y todas las noches llamaba para que mi padre viniese a recogerme. Porque este cura me cogía i hacia de mi lo que quería, sin poder hablar, atándome, forzándome y destruyendo mi infancia. Lame, llame, llame, durante toda la semana, hasta que llegó el fin de semana i mi padre apareció en el comedor de ese sitio con una asistenta social. Me alegre tanto que quise irme rápidamente sin contar lo que me hacían. lloré todo el viaje en coche hasta casa, por la semana que me hizo pasar ese hombre. De allí recuerdo querer siempre estar con mis hermanos, pero ellos eran mayores y tenían que hacer juegos con sus monitores, y a mi me tocaba hacer dibujos y estar con mi grupo de niños más pequeños. Ahi notaron que mis dibujos eran algo extraños, negros y con dibujos de curas con rojo de sangre, la verdad es que en dibujos me expresaba mejor que con las palabras. Así que definitivamente llamaron a mis padres para llevarme a casa. Mi padre me pedía que se lo contara, pero no sabia, ni que era, ni como se llamaba todo lo que me hacia, a demás sentía muchísima vergüenza. todo el camino lo pase llorando y durmiendo en el coche del cansancio de tanto llorar.
**Capítulo 6: TIEMPO DE ESPERA**
** **
Al fin, llegó el día de la comunión, el fin de mis pesadillas, el fin de las felaciones, abusos y pedofilia no demostrables por falta de pruebas, pues él, me lavaba en la ducha y después me limpiaba la ropa. Yo se lo dije a mi padre, que quería acabar ya con esto, que mató a mi hermano de 12 años y que no quería seguir esos juegos. Mi padre me animó y me dijo que pagaría por todo, sino aquí abajo, allí arriba. Había momentos en que él mismo le daría una paliza, pero se contenía por la familia, y por nosotros que aun estábamos en sus manos. A demás, su posición no era creíble, pues bebía para ahogar las penas de tanto horror que le contaba.
Cuando terminó la comunión, pase un tiempo bien, recuperándome, pero me volví una cría desobediente, desorientada, con mucha falta de atención y siempre en las nubes.
Mi padre en casa y tranquilos ya, me aconsejaba que siempre tenia que buscar pruebas y recordar lo necesario, no todo. Durante un tiempo dábamos paseos, por su antigua masía y me enseñaba a que viera con otros ojos. A agudizar mi oído, para saber donde estaba sin tener que mirar, a sentir los sentimientos de los demás, y comprenderlos….y sobre todo a responder con sonrisa a cualquier situación. Solo con él parecía que el tiempo se detuviera.
Capítulo 7: DESPEDIDA SIN SENTIDO

Pasó el tiempo, cumplí los 14 años, y mi abuela, quiso que hiciera confirmación, como mi otro hermano(19 años entonces, que también la tomó), y así estar preparada para poder servir a Dios (vamos, que me quería hacer monja), yo le dije que no, pero por unos y otros acepte confirmarme, que valentia la mia. Mi padre se puso muy triste, pero me dijo que encontrara pruebas suficientes para que no saliera de prisión jamás, y poder encerrarlo. y mi madre, como siempre, apoyando a su propia madre, no creían en nada de os que les decía, pues llevaban años de cerebro lavado.

En mi casa, después de que mi hermano mayor tomara la confirmación y se volviera muy raro, le dijo a mi padre que quería ser sacerdote, pero entonces mi padre no le hizo caso. Le recomendó que se tranquilizara que no lo veía bien y que lo meditara. Yo supe que había pasado demasiado tiempo con ese señor, pero no era mi responsabilidad decir nada.
Pasaron dos años, en los que mi hermano, con una profesora en el pueblo, le ayudo a sacarse el graduado escolar para poder seguir estudiando. Al mismo tiempo, trabajaban juntos codo con codo para conseguir su propia casa ya con 20 años, y todo iba perfectamente, hasta que en el trabajo él volvió a ser victima de la sexualidad y el maltrato, que no pudo soportar.
Mi hermano me contaba que le decían que debía suicidarse, cosa muy extraña, para su edad. Yo le decía que fuese a un especialista y que se lo contara a papa, el con 21 años y yo con 14,me daba la impresión de que habíamos pasado por lo mismo. le dije que no se callara pero no me hizo caso, estaba convencido de que papa no era verdadero, que solo el cura lo era o Dios.
Así que una mañana de enero en 2002, me llevó al colegio y se despidió de mi, diciendo que no me cansara de pelear y que hiciera lo que tuviera que hacer. En ese momento no le entendí, solo quería que no estuviera solo, y lo único que sentía, era una profunda compasión que me dejó helada, como si realmente no lo volvería a ver, antes de dirigirme a la puerta del colegio le pedí que se quedara en casa con mama y que no saliese, solo me respondió que tranquila. Y nerviosa más aún seguí mi camino al colegio.
Durante la mañana vi sobrevolar un helicóptero, cosa que me preocupó muchísimo, y más, cuando salí de clase porque me venían a buscar unos familiares. En ese momento supe que mi hermano mayor había cometido una locura por esa voz.
Me recogieron unos familiares y con otros me dispuse a ir al hospital, empecé a balbucear que él lo había matado mentalmente, pero no entendían lo que decía, así que lo deje pasar.
Al llegar al hospital, otros familiares estaban allí, yo abracé a mi padre, y le dije que él esto ya lo sabe, yo también y que lo descubriré. Fue terrible porque cuando pisé la sala de espera salió el medico al minuto uno y nos dio la desgraciada noticia, todo llegó tarde, la ayuda psiquiátrica que necesitaba, mi apoyo, el de la familia con él….todo, todo llegó, demasiado tarde.
CAPITULO 8: RECUERDOS QUE NO SE OLVIDAN

Estuve un tiempo en terapia para superarlo, una terapia realmente buena, pues mis peores recuerdos estaban ocultos en alguna parte de mi cerebro. Pero mi intuición me decía que sabia donde encontrar la respuesta de este desenlace. O al menos era lo que mi padre me decía. Me anulé todo recuerdo doloroso para sobre llevar el colegio y los amigos. tanto que olvidé el dolor que la iglesia nos causó, y cuando me pasaba alguna cosa predecible o mágica lo contaba sin más.
Cuando hablaba con mis amigas, hubo algunas que me creían y otras se asustaban, así que yo deje de frecuentarlas, pues me sentía mal que no me creyesen y no pudiesen ayudarme.
Así que, fui a hablar con el cura, buscando desahogar toda esta rabia, con todo mi valor y mi fe en mi misma, pero no sabia que me lo encontraría (el de abusos y al que denunciamos sin suerte). Y fui allí con dolor, y olvidando todo el pasado, solo sufriendo por la perdida de mi otro hermano, culpándome otra vez, con 14 años, pero esta vez, segura de que él, tenia algo que ver en la manipulación mental que desencadenó, este final para mi hermano de 21 en enero de 2002. El cura volvió a insistirme que la única manera de cambiar toda esa mala suerte era servir a dios, convertirme en monja….yo me espanté, y volví a recordar todo el dolor que me causó de pequeña. Mi padre me animaba a que destapara, sus urdas manipulaciones, porque confiaba que no me podría manipular a mi.

Capitulo 9: NUEVAMENTE EN LA BOCA DEL LOBO

Cuando llegó la hora de decidir hacer confirmación con sus dos cursos previos, estaba afectadísima por la falta de mis dos hermanos, pero tenia una gran fuerza que me empujaba a ir más allá, y sobre todo a sobrevivir para contarlo. Primero pregunte a todos mis familiares más cercanos sobre mi posición para confirmación, ahi fue cuando unos me decían que sí, otros que no y otros me dejaban a mi libre elección.
Los cursos de poscomunión que duraban tres años, y yo con 14 años, fueron mucho más traumáticos y peores, aquí ya, cambié de compañeros, pero mismo numero. Y las clases se realizaban en las monjas. Mis recuerdos son algo confusos, ya que la catequista de comunión y la de confirmación eran gemelas, eso me confundía los hechos, pero ahora gracias a las personas que componían los grupos, puedo distinguirlos, de echo en una ocasión estaba con 4 o 5 catequistas y ningún compañero. Esto me extraño.
Un día, después de finalizar las clases, y tarde, el cura nos puso en cola, y filas para hacernos un pequeño corte en la mano, eran juegos, o pruebas para descubrir a los chicos o chicas especiales, no era obligado, pero a mi no me dejaron marchar, en cambio, a su sobrina y alguna más si las dejo ir. Esto me asustaba mucho, pero tenia que destaparlo. Cuando llegaba a casa se lo contaba todo a mi padre, y él me creía, pero me recordaba la búsqueda de pruebas. Cuando, llego mi turno para dejar caer mi sangre ahi, se volvió azul, y todos empezabán a gritar, como si hubiesen visto a una bruja. Me abuchearon y me asusté muchísimo, yo no entendía que les pasaba, que secta era esta. entendí que era diferente, pero no quise darle importancia. aunque los chavales al parecer si que se la daban. El cura me hablo en privado y me dijo que si seguía las reglas del juego seria como los demás y no pasaría nada, seria normal.
El cura avisaba a la catequista a quien quería ver de sus alumnos, y lo que le tocaba hacer, según su juego. Todos los profesores de catecismo sabían que me estaba manipulando, y lo que estaba haciendo, pues ya no me escondía porque quería pruebas. Sabían que me lo mandaba él, pues hice su voluntad. Así que cada vez me pedía una cosa, relacionada con los 10 mandamientos, que le llevara una cartera(se la cogí a la catequista, pobre mujer), y le dijera a que mandamiento pertenecía(no robarás) y así todos. El juego cada vez subía de intensidad, no me gustaba, una vez intenté salir de allí pero me arrastro por los suelos cogiéndome del pelo para no irme y me ató, usando pinzas y instrumentos de tortura para hacerme sufrir. Me amenazaba en arrancarme las uñas con un instrumento extraño, así que llorando le pedía perdón y le obedecía en todo.
Se creía que porque era obediente en todo lo que me pedía, era una bruja o estaba endemoniada, era él el que me obligaba a cometer todas las atrocidades. También había un grupo de chicos catecúmenos que le seguían y le adoraban. Supongo que también les lavó el cerebro.

CAPITULO 10: UNA TRAMA SECTORIAL ORGANIZADA

Otro día, al finalizar las clases de confirmación, ya con unos 13 años aproximadamente, un chico me dio un papel que me citaba en un lugar, que así hablaríamos ( me susurró que no vallas, es una trampa), pensé en conseguir pruebas, así que avisé a mi padre de que me estaba acercando, y que tenia que ir, le dije que no se avergonzara de mi si me sucedía algo, que era necesario para conseguir las pruebas y así diferenciar mi imaginación de la realidad. Pero sabía que era una trampa, estaban todos los chicos como si formaran un tipo de secta o grupo organizado para extorsionar a chicas y hacerles pruebas y juegos perversos como rituales, este grupo hablaban en voz muy baja i se apartaban de la gente, no se les oia hablar nada, tenían su propio saludo y muchas veces vestían igual, todos hacían votos de silencio. Cuando aparecí en el lugar, tres llevaban el rostro tapado con una careta extraña, uno de ellos, vestido con la indumentaria de Sanbenito me ató, pero no sin forcejear y quitarle la máscara, entonces vi que era un ayudante del cura en la iglesia, mayor que yo, le dije que se lo contaría al cura, que esto era inhumano, y entonces me sorprendí al ver aparecer al cura, era el dirigente de la secta (al que mi padre hacia 6 años había denunciado por pedofilia y que pagó en la cárcel), me ataron me torturaron, todos me patearon, tiraron piedras, conocía a algunos y no entendía porque me hacían eso, los chicos empezaron a jugar conmigo, al juego de los 10 mandamientos otra vez, pero esta vez muy de verdad, no quería volver a entrar en ese juego, pero me amenazaron, acepte sobre todo para que me soltaran, pero el cura me amenazó en que sabría lo que es el dolor y que pasaría por todas las desgracias de Jesús. Esta amenaza duró poco porque era tarde y todos tenían que ir a casa, así que cuando me soltaron salí de allí corriendo, y se lo conté a mi padre de nuevo en casa. El me dijo que físicamente no tenia suficientes pruebas para encerrarlo, pero le conté que eran muchos, que el cura consiguió manipular a algunos chicos para que le sirvan.

EL TITERE

En las clases de pre-confirmación te explicaban que la iglesia también hizo cosas terribles, por entonces se reunieron un montón de objetos y herramientas expuestas, como si de un museo se tratara, y el sacerdote como un guia va explicando para que servían y cual era el fin de cada monstruosa herramienta de tortura. Este lo explicaba muy detalladamente, por supuesto había quien al oir semejantes horrores, podías hasta vomitar, como fue mi caso. Pero había que hacer caso al guia y no perderse por las antiguas catacumbas de debajo de la iglesia que todavía están, pues podías quedar encerrado y la verdad que asustaban. Dejé de pensar que eran «bromas».

Me di cuenta que todo el mundo obedecia a este cura. Tambien vi que aunque su ayudante  no parecia muy normal, le respetaba e incluso le temía. Este títere, que aún sigue ayudando en la iglesia pero que nunca dejaron que fuese cura, utilizó atuendo expuesto junto las herramientas de tortura, mientras nos guiaban por las catacumbas para asustarnos y nos perseguia con el «sambenito»…la verdad se supo cuando con un forcejeo le quitaron la parte de arriba… todo esto de atemorizar era organizado por este cura, quién jugaba con los chavales manipulandolos como titeres, para asustar a alguna chica del grupo a propósito. El grupo que le seguia como una secta hizo un voto de silencio para no contar nada de lo que hacian.

Alguna deuda relacionada con la comunión, pues hacia años que los conocía y posiblemente en catecismo seis años antes, ya había tenido contacto con esa chica en  privado, a la que abusó, se destapó y con la que no quedó satisfecho…pero de eso, la chica con su vida normal ni se acordaria, seis años después. Por lo que el sacerdote se enfureceria, y él, celoso de la vida tan feliz que tenía, se lo recordaría. No hay nada más peligroso que hacer enfadar a un sacerdote con tanto poder sobre la multitud, y encima desafiar al sacerdote pretendiendo confirmarse, si, una chica que superó sus abusos de niña y que por suerte le había olvidado seis años después.

UN VACÍO PARA SU VOLUNTAD

Cuando cumplí mi primer año, recuerdo que ese mismo año, mis hermanos debían estar a punto de hacer su primera comunión, recuerdo que les traían regalos a casa, y tenían un montón de cosas. Por entonces había una gran movida de tíos, primos y abuelos para arriba y para abajo, entrando y saliendo…ese acontecimiento me tenia encantada, todos tan contentos, todo tan genial… el mismo día de la comunión, recuerdo algo muy impactante para una niña como yo. Sentada en un banco al lado del altar de la iglesia, (por cierto eran enormes para mi edad) escuchando el coro con su guitarra tocando y cantando, yo  observaba a mis padres, a mis hermanos con otros más haciendo la comunión, y entonces vi algo que me traumatizó, quien estaba pendiente de mi, un  tío, estaba muy emocionado, llorando con un pañuelo en las manos…Eso me hizo pensar que realmente para todos los presentes de la iglesia, esa ceremonia y esa actuación era algo muy, pero que muy importante, pero yo, me inquietaba, lo sentía como un montaje, y no paraba, porque se hacia largo, quería salir de allí y lo veía absurdo. Prefería las celebraciones intimas, con los míos. Sin que nos aconsejaran o manipularan.
Papá solía  decirme susurrando que era violeta y que no me acercase tanto a la iglesia, no era muy bueno tanto extremismo.
Años después, sucedió en casa el desastre más grande que le podía ocurrir a una familia. Uno de mis hermanos murió.
El dia de su entierro, a principios de septiembre, le dije a mi padre como era posible que muriera si todavía era pequeño, me dijo que esas cosas también pasaban, y mamá decía que dios se lo llevo al cielo, pues le conteste que me parecía cruel, que este dios se llevara a los niños. Mi hermano mayor,  no se donde estaba, así que salí fuera de la casa a ver si estaba fuera, a demás dentro de la casa estaba llena de gente llorando delante de el cuerpo físico de mi hermano,  y todo eran caras largas.
Mi intución me decia que saliera y vi que fuera, también había gente y con ellos mi hermano mayor. Le pedí que jugara conmigo a rodar hasta marearnos, pero el estaba triste y no quiso. Así que me separé de todos en la calle, y yo solita, rode, rode, rode, rode, rode y rode sobre mi, jugando, hasta caerme al suelo bien mareada.  Y entonces,
vi algo maravilloso, que puntitos de luz brillante se unían de una forma mágica y perfecta, formando la silueta de un ser acompañando a mi hermano brillando, y  que me llamaba:- ” Maria, Maria, que estoy qui, que me tengo que ir, pero que tranquila, que todo lo verás y lo tendrás que contar”-. Me levante del suelo corriendo, mucho más tranquila y en paz, entre a casa, abrace a mi padre y le dije que, así como hablaba yo entonces:-“acabo de ver al tete fuera, no está ahí, que le visto irse, no hace falta que lo llores más  ahí, y mi padre me volvió a abrazar y me dijo que no se lo contara a nadie más lo que vi, pues me creía. Pero allí estaba el sacerdote en silencio escuchando lo que yo le decía a mi padre.
Furiosa con lo sucedido y portándome mal, tiempo después, me acerqué a este al que llamaban en clases de catecismo, representante de Dios aquí en la tierra, y para callar a una niña en busca de respuestas,  la mejor historia fue, que necesitaban ángeles para combatir el mal en la tierra…¿que mal? si el mal es del ser humano, con sus acciones aquí en la tierra…todo eso no me convencía, seguía rebelde y portándome mal, no les creía.  Así que preguntaba a mi padre, y me dijo la verdad, que hay enfermedades y que el hombre no puede arreglar todo el mundo ni a todos en un solo día.
 Todo esto cuando pasó un tiempo, lo guarde en mi memoria y no lo volví a sacar. Eso sí, si veía cosas hermosas o me sucedía algo, me recomendaban que el hombro de consuelo había de ser la sacristía….porque mi abuela y mi madre así lo querían, y así me lo inculcaron de pequeña. Psicológica-mente manipulando me con 6 años.
nasa-45069
Energia

LA MAGIA DE UN DON INOCENTE

Aquí, en este pueblo solo puedo encontrar silencio, silencio y oscuridad, negatividad, y solo las campanas  pueden hacerme recordar lo que el pueblo me esconde.
Ni por acertar cosas se es bruja o se arde ni por buscar perdón o ayuda a la iglesia se es santo. Aprendí que la iglesia también está corrompida como la política aquí en España, y todo está conectado, todo tiene su hilo conductor.

EL INICIO DEL SILENCIO

UN VACÍO PARA SU VOLUNTAD

CORAZÓN ROTO PARA CONVERTIR

Bienvenidos a mi blog

Bienvenidos a mi blog

No pretendo convencer, solo expresar e informar que no es necesario ni doblegarse,
ni convertirse en religioso para vivir en paz, y feliz. Porque hay salida
siempre, y siempre hay elección.

Pretendo publicar mi historia para que todos nos ayudemos a frenar los abusos, pedo filia, pornografía o cualquier tipo de amenaza para nuestros niños del futuro.

Una infancia sana fomenta la alegría y atrae el amor en el futuro.Af0sF2OS5S5gatqrKzVP_Silhoutte

 

EL INICIO DEL SILENCIO